LA CONSECUENCIA DE EQUIVOCARSE DE WC...
Desayunábamos el otro día en un espacio de ocio infantil de Vecindario al que acuden diariamente diferentes centros de educación infantil.
En ese momento nos encontrábamos allí los cuatro compañeros de trabajo y numerosos chavales de algún colegio con sus respectivas profesoras. Comenzó a llover y los niños y niñas que se encontraban en el exterior corrieron hasta la zona cubierta donde nos encontrábamos nosotros. Fue entonces cuando un niño, de apenas seis años, intentó entrar en el baño sin percatarse que se trataba del baño de las niñas, lo que le valió la reprimenda de la profesora en los siguientes términos: “Qué pasa ¿Qué eres mariquita?” y automáticamente un gran séquito de menores increparon la misma expresión en tono de burla, sin que la profesora “bocazas” anteriormente mentada hiciera el más mínimo gesto por controlar aquella situación.
Inmediatamente nuestros desayunos quedaron abandonados sobre la mesa y nuestros ocho ojos se clavaron en el gesto de aquella señora llamando su atención, de manera infructuosa, y nuestras cuatro bocas incapaces de articular palabra ante espectáculo tan cutre.
Recuperados del susto una vez transcurrido el tiempo suficiente para poder compartir nuestros pensamientos, queremos decir varias cosas a esta profesora, si nos lee y a todos aquellos/as que con estas doctrinas pedagógicas que nos resultan incatalogables se dedican a destrozar infancias y que deberían “tener una ley de alejamiento” de cualquier menor. Lo primero es que no nos resulta tan grave que un niño de apenas seis años realice sus necesidades en el baño de las niñas (sobre todo teniendo en cuenta que lo hará cuando sale con su madre). Segundo que podría haberle indicado de otra manera que aquel no era el baño de los chicos. Y por último, catalogar a las personas por el baño en el que realizan sus necesidades no nos parece inteligente, al fin y al cabo ser “mariquita” sólo es un problema para quienes quieren verlo de esa manera (y por supuesto no debe serlo para un menor de seis años), y esta claro que nunca puede ser un insulto y mucho menos utilizado por un “profesional de la enseñanza” que cobra su sueldo gracias a los impuestos que pagan heterosexuales, gays, lesbianas, inmigrantes,…
Por último y lo más importante, añadir que educar va más allá de enseñar dos más dos es cuatro, que Madrid es la capital de España o que antes de “p” y “b” se escribe “m” en vez de “n”. Educar además es respeto, compartir, tolerar, ayudar, amar… Se puede ser un gran físico nuclear y a la vez una muy mala persona.
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